Para alimentar a miembros de la comunidad, Crossroads colabora con iglesias, instalaciones de vivienda pública y centros comunitarios

By Michelle Aslam,
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mayo 18, 2021

South Dallas

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Mary Wesley, de 71 años de edad, se retiró hace unos 10 años y se mudó a Carpenter’s Point, un desarrollo de vivienda para adultos mayores en Dolphin Heights. Ella apoya como voluntaria, mensualmente, a la iglesia, dando comida. Fotografía de Nitashia Johnson.

Mary Wesley camina a su iglesia, a una cuadra de Carpenter’s Point, una comunidad de vivienda en Dolphin Heights para adultos mayores con ingreso fijo. Ella ayuda a empacar cajas con comida para sus vecinos. Durante 10 años, ha dado apoyo como voluntaria, una vez al mes.

“Nos gusta dar vegetales porque a mucha gente le gusta cocinarlos, y a veces carne, como pescado o salchicha”, dijo Wesley, de 71 años de edad.

Este mes son frutos y vegetales enlatados, espagueti y comidas listas para llevar. Hay alrededor de 30 cartones de leche y queso preempacado. Los lácteos frescos se van rápido.

Como parte de una red de distribución de comida en el área Norte de Texas, la iglesia de The Cities of Refuge sirve alrededor de 60 clientes regulares, según dice April Parker, asistente ejecutiva de la iglesia. La mayoría están inscritos a programas de asistencia del gobierno, como el Programa Suplementario de Asistencia Nutricional, conocido como SNAP, por sus siglas en inglés. El mercado de comida más cercano se encuentra a más de una milla de distancia.

Wesley y muchos otros dependen de The Cities of Refuge y Progressive Baptist Church para tener acceso a comida saludable.

“Yo creo que definitivamente ayudamos a suplementar para asegurarnos que la gente está recibiendo comida nutritiva porque no hay un mercado de comida cercano”, dijo Parker.

Durante los últimos 10 años, Crossroads Community Services, un socio del Banco de Comida del Norte de Texas y despensa de alimentos en Red Bird, ha entablado relaciones con más de 100 socios comunitarios — iglesias como The Cities of Refuge, instalaciones de vivienda pública y centros comunitarios — para atender la problemática de inseguridad alimentaria.

Esto es parte del modelo de socios de distribución comunitaria de Crossroads, una aproximación única para distribuir alimentos sirviendo a 32,000 personas a lo largo de Dallas y en condados aledaños. Crossroads trabaja con socios comunitarios para incorporar clientes en sus programas de asistencia alimentaria. Luego, al menos una vez al mes, los socios recogen la comida al por mayor en la instalación de Crossroads en el sur de Dallas.

April Parker conoce a todos los residentes. Su padre construyó Carpenter’s Point y lo vendió hace unos años. Parker supervisa todos los programas en el centro de vivienda para adultos mayores y es asistente ejecutiva de la iglesia The Cities of Refuge. Fotografía de Nitashia Johnson.

Parker dice que The Cities of Refuge gasta entre $100 y $125 al mes en una camioneta y un conductor, dependiendo del tamaño de la carga. Los voluntarios organizan la comida y la distribuyen a vecinos inscritos en el programa y que esperan recogerla consistentemente de forma mensual.

Parker ordena la comida en línea. “Intento conseguir primero las proteínas, porque son las que más llenan, y de ahí me sigo a lo demás”, dijo. La primavera y el verano son mejores para frutas y vegetales frescos.

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“La mayoría de la gente que viene a nuestra despensa de alimentos [de Red Bird], lo hace de último recurso, cuando sus cupones de comida se agotan al final del mes”, dijo Katie Peters, quien maneja las relaciones comunitarias en Crossroads. “La cuestión única sobre nuestros socios comunitarios es que típicamente tienen clientes recurrentes … Nuestros socios comunitarios, por diseño, están verdaderamente dentro de la comunidad”.

Con raíces en un vecindario, un socio comunitario como The Cities of Refuge cuenta con vínculos fuertes con sus residentes. Así que el sitio de distribución alimentaria puede ser más accesible y se puede llegar más fácil.

Algunos clientes se inscriben con socios comunitarios en vecindarios durante varios meses hasta que ya no requieren asistencia alimentaria. Otros han continuado dependiendo de su distribución durante años.

Investigadores de UT Southwestern Medical Center y University of Dallas han estado trabajando con Crossroads desde 2011 como parte de la iniciativa de Investigación de Asistencia Comunitaria (CARE, por sus siglas en inglés) la cual busca soluciones para problemas sistémicos en el área de Dallas.

El estudio más reciente, que se espera sea publicado este año, muestra que los clientes que usaron asistencia alimentaria de manera consistente, sufrieron significativamente menos inseguridad alimentaria y experimentaron mejores resultados de salud cuando se compararon con residentes que usaron la despensa central, como la de Crossroads en Red Bird, como una última herramienta.

De acuerdo a Tammy Leonard, codirector de CARE, el modelo de distribución de Crossroads provee un marco para desarrollar una aproximación de largo plazo, con un ángulo comunitario, de asistencia alimentaria que sea parte de la solución a la problemática de inseguridad alimentaria.

Su investigación muestra que clientes de la despensa de Crossroads típicamente viajan en promedio de 7.8 millas para conseguir comida, mientras que clientes que reciben alimentos de socios comunitarios viajan en promedio 1.6 millas.

Para la comunidad de adultos mayores en Carpenter’s Point, el acceso al transporte ha sido uno de los principales obstáculos para obtener acceso a comida saludable. Wesley es una de las únicas residentes que cuenta con su propio automóvil. Ella suele darle aventón a sus vecinos cuando tienen que ir a la tienda o pagar cuentas.

Judy King, de 70 años de edad, “Nos cuidamos los unos a los otros. No tenemos a nadie más”. Ella es una de pocos residentes con automóvil, así que lleva a sus vecinos al mercado de comida ubicado a más de una milla. Fotografía de Nitashia Johnson.

De acuerdo con Leonard, los adultos mayores de bajos ingresos podrían ser la población cuyas necesidades se satisfacen particularmente con este modelo. Esto se debe a obstáculos de salud, dificultad para transportarse y la necesidad de vínculos sociales.

Los residentes encuestados para el estudio que recibieron comida de los socios comunitarios también reportaron tener mejor salud en general.

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“Ellos tienen mejor salud según reportan por sí mismos, lo cual es una pregunta muy general y fácil de responder, pero es un tanto predictiva sobre los desenlaces de salud, como la esperanza de vida”, dice Leonard.

Parker sabe que definitivamente ese es el caso para clientes que van a la iglesia de The Cities of Refuge. “Con la población que servimos, hay muchas condiciones preexistentes como diabetes, hipertensión y cáncer”, dice. Varios de sus clientes ya no toman tantos medicamentos como lo hacían antes de la distribución.

“La aproximación que usa Crossroads — contactar a otras organizaciones que realmente conocen a su comunidad local y las inscriben a la distribución mensual de comida — no es la norma, pero ha sido exitosa y definitivamente es replicable”, dijo Leonard.

El Banco de Comida del Norte de Texas dice que este modelo ha sido efectivo, y que aunque actualmente la organización no está trabajando para expandirse, el banco de comida está apoyando a Crossroads para continuar el trabajo con socios comunitarios más pequeños.

“El modelo de distribución de socios comunitarios, realmente está medio relegado a dos de nuestras grandes agencias, Crossroads Community Services y Sharing Life en Mesquite”, dijo Valerie Hawthorne, directora de relaciones gubernamentales en el Banco de Comida del Norte de Texas.

“Estamos invirtiendo para tener más socios … viendo dónde hay mayor necesidad, qué agencias ya existen ahí y cómo podemos ayudarlas a crecer para servir mejor a su comunidad”, dijo.

Los miembros de la comunidad se alegran cuando hay lácteos (especialmente queso) disponibles, dijo April Parker. Fotografía de Nitashia Johnson.

Muchas organizaciones pequeñas en comunidades donde hay más necesidad, no tienen el personal o los recursos para operar una despensa completamente desarrollada o establecida, dijo Peters. Una despensa de comida, como la de Crossroads, tradicionalmente abre varias horas a la semana para servirle a un gran número de clientes que necesitan asistencia de comida con urgencia y que puedan acceder a ella caminando.

“Cities of Refuge no tiene la capacidad para almacenar comida, pero aún así quieren servir y son una necesidad en el área”, dijo Peters. “Por eso es que son un socio de distribución comunitaria. No requerimos de ellos que estén abiertos tres horas a la semana. No requerimos que almacenen comida. Pero pueden satisfacer una necesidad”.

Aunque los socios están más cerca de los clientes, sus horas limitadas pueden hacerlos inaccesibles de otros modos.

Encontrar un día al mes que funcione mejor para los clientes ha sido un reto, dice Parker de Cities of Refuge. La distribución se llevaba a cabo durante el primer jueves del mes, pero según parecía, muchos adultos mayores solían faltar.

“Nos dimos cuenta que era cuando la mayoría de la gente recibía sus cheques, por lo que estaban pagando sus cuentas”, dijo Parker. “Lo movimos al segundo jueves del mes y eso parece haber ayudado mucho”.

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Parker dice que antes de la pandemia, el personal de la iglesia discutió incorporar otro día de distribución al mes, pero están dudando sobre pedirle un mayor compromiso a los voluntarios. La mayoría de ellos, como Wesley, son adultos mayores.

“Se puede depender mucho de ellos”, dijo Parker. “A ellos realmente les gusta estar involucrados, y nuestro programa de voluntarios funciona muy bien”. Pero no está segura de que tengan la capacidad de trabajar para distribuir con mayor frecuencia.

Parker dice que además algunos clientes reciben de forma semanal y diaria comida distribuida por Meals on Wheels de parte de Progressive Baptist Church, a unas cuantas calles.

Betty Olomola, otra residente de Carpenter’s Point, dice que después de la tormenta invernal de febrero, ella no sabía de alguien que no tuviera dificultades debido a falta de comida.

“Cuando tenemos de más, se la damos a la gente en el edificio”, dice, refiriéndose a sus vecinos en Carpenter’s Point. “La ponemos en la mesa del cuarto de correos para que cualquiera pueda llegar y llevársela”.

Ella está agradecida por lo que se ha compartido en la comunidad y el trabajo de las iglesias. Pero aún así, no es lo mismo que tener un mercado de comida en el vecindario.

“Ayuda mucho, especialmente aquellos de nosotros que tenemos problemas para desplazarnos”, dice Olomola. “Pero es muy difícil encontrar lo que vas a necesitar. Aunque estos lugares hacen lo mejor que pueden”.

La residente Betty Olomola dice que es muy difícil obtener lo que uno necesita. La mayoría de la comida viene enlatada. Pero, no se queja. “Estos lugares hacen lo mejor que pueden”, dice. Fotografía de Nitashia Johnson.

Parker está de acuerdo con Olomola. Ella dice que la iglesia ayuda, pero que esa aproximación no reemplaza lo que es tener un mercado de comida cercano.

“Hacemos lo que podemos”, dice. “Pero definitivamente no reemplazamos el lugar de un Kroger o Tom Thumb … No debería ser tanto lío obtener lo básico — leche y huevos — que necesitas todos los días”.

“Yo siento que esta área es ignorada en tanto a lo que es tener un mercado de comida al que la gente puede ir y obtener las cosas que necesita. Yo creo que es muy desafortunado. Es injusto”.

Esta historia es parte de un proyecto sobre posibles soluciones a la inseguridad alimentaria en South Dallas y West Dallas. Se informa a través de una asociación de Dallas Free Press y The Dallas Morning News, con el apoyo de Solutions Journalism Network. Para más información, envía un correo electrónico a info@dallasfreepress.com.

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